La serie de “Paisajes literarios” hace un vínculo entre escritura y paisaje. Parte de la evocación de la imagen literaria y transmite el momento del hallazgo en la lectura, como un instante luminoso en que la imagen y el entorno adquieren mayor importancia que la acción en una narración. El simple gesto de encerrar en un círculo de grafito algunos pasajes de obras clásicas, nos invita a leerlas de otra forma, y detenernos en la sensación de un espacio, los efectos fenomenológicos o un paisaje en su totalidad.